río de los pájaros pintados



El cuaderno que hace de bitácora dice que hoy es el quinto días desde que partimos. Ya nos vamos acostumbrando a esto de viajar pedaleando; vida de pajarito, amaneciendo con el sol y guardándonos con las últimas luces. Alguien dijo alguna vez que el amanecer y el anochecer eran la hora de los espíritus, la hora en que salen a caminar el mundo. Es la hora también en que salimos a pedalear, para confundir al sol de enero. Y la hora en que terminamos de cenar, para aprovechar las horas del día y de la noche.
Partimos de Bella Vista nueve personas. Antes de que amanezca esta vez, apurados para llegar a horario a Tigre para tomar la lancha colectivo. Salimos tarde, como era de esperarse después de una noche de últimos preparativos, despedidas de amigos, alguna que otra cerveza. Algunos nos acostamos a las dos de la madrugada. El despertador sonó a las cuatro. Cinco y media teníamos los bártulos cargados y las bicis en movimiento. Teníamos una hora y media para llegar. Parecía que no llegábamos. Nos exigimos, salimos a toda máquina y a los quilómetros empezamos a cansarnos por demás. Una compañera se quemó, hasta acá llego dijo en algún momento. Otro compañero la llevó “colgada” (agarrada del hombro). Llegamos al fin. Con tiempo de sobra, la lancha estaba retrasada.
En la espera nos reconocimos: Delfina, Maggie, Horacio, Pablo, Carla, Manuel, Francisco, Agustina, Ignacio. Algunos nos conocíamos. Amigos. Hermanos. Compañeros. Algunos no. En Nueva Palmira nos esperaban Anabella y María. La suma nos daba once personas. Nos conocimos, pedaleamos y la pasamos bien.

La lancha colectivo, cargada de bolsos, bicicletas y personas zarpó al fin. Recorrimos el Tigre primero, el delta del Paraná después. Cuatro horas de ríos, verde profundo, juncos, pájaros, paz. Sobre todo paz. En el viaje dormimos lo que no la noche anterior. Nos llenamos los ojos de verde. Nos llenamos el cuerpo de paz. Hablamos. Mateamos. Imaginamos lo que suponíamos que vendría. El viaje empezaba bien.


Hay porciones de tierra que flotan, solas, como nosotros, solos, juntos pero solos, ahí vamos. Hay pasajeros que miran para afuera, un rato, al principio, pero después se olvidan, después vuelven a leer el diario, a cerrar los ojos, a tocarse las piernas, y mientras la casita azul, entre sogas y ramas verdes bien verdes, qué pasará cuando suba el agua. Hay escaleras, troncos y techos de chapa. Hay pájaros negros en el árbol seco. Hay un día nublado, gris y fresco, como para que vayamos tranquilos, como para que esta ansiedad sea lo único ardiente; roja, cosa roja entre tanto río y olor a agua, a mucha agua toda junta, sola.


Calor al llegar a Nueva Palmira. Mucho calor. María y Ana nos esperaban al lado del muelle. Los trámites del lado uruguayo. Ya se respira otra cosa. Los empleados de la aduana, de la policía y de la empresa de transporte sonríen, toman mate, se toman su tiempo. Me los imagino poniéndose la camisa al ver aparecer la lancha. Luego mate y charla bajo un árbol. Así se vive bien. Así se vive.

Luego juntar todos los petates sobre las bicis, intentar que entren, probar otra vez. Y otra. Sin darnos cuenta damos vida a un conjunto de rituales; cocina él. Ella se encarga del agua. Las carpas las arman ellos. Se desayuna avena con frutas, pura energía para pedalear. Almorzamos liviano, sánguches, ensaladas. A la noche una comida de campamento: fideos, guisos, polenta, pizzas. Con los días nos vamos acostumbrando y lo que era nuevo, azaroso, se hace costumbre. Hacemos el camino, que nos hace. Hacemos costumbres, que nos hacen también. Es un tiempo maravilloso, se puede empezar todo de nuevo: desayunamos de la misma olla, antes de comer nos tomamos de las manos. No sabemos bien por qué, pero nos gusta. A veces la gente nos mira raro. También nos gusta un poco.

Veo sólo rostros. A veces también veo reflejos en el agua, porque allí es donde flotan, un rato flotan. Y no tienen cuerpo porque se sacaron la ropa, y la desnudez es transparente. Como algo implícito que quizás ni está, yo invento que sí, que me da cosquillas algún misterio.

Decidimos pasar la noche en Punta Gorda, el lugar donde nace el Río de la Plata. Es un lugar alejado de la ciudad, se puede acampar libre, gratis. El plan es no pagar por alojamiento. Uruguay nos sorprende con sus campings gratuitos, la hospitalidad de su gente, la cantidad de arroyos y ríos invitando a la carpa. El plan empieza a funcionar.

Entonces pedaleamos. Son sólo cinco kilómetros. Pero de cuchillas. Subir y bajar, subir y bajar. Una cadencia a la que nos empezamos a acostumbrar. En la primera subida algunos se agotan. Después confiesan sus pensamientos: menos mal que al final no vine con la bici de paseo, pensé que no llegaba, yo no estoy para esto. Pero llegamos todos. Armamos carpas. El lugar es hermoso. El Río Uruguay nos recibe en toda su inmensidad, como con los brazos abiertos. Asamblea, proponemos el itinerario del día siguiente, horarios de levantada general, itinerarios, recomendaciones, ideas sueltas, etcétera, etcétera. Al final nos ponemos de acuerdo: levantarse al alba, desarmar todo (carpas), armar todo (alforjas, bicis) y pedalear. Destino: Villa Soriano, un pueblito a orillas del Río Negro.

Amanecemos mas o menos al alba. Desarmamos. Armamos. No entra. Volvemos a armar. A alguna bicicleta no le funcionan los frenos. Dejémosla así. No, es una locura. Bueno, arreglemos. Desarmamos un poco. Arreglamos. Queda mas o menos pero frena algo. Partimos. Subir y bajar, subir y bajar. Ahora parece más sencillo. Será que lo conocemos. Al camino, digo. Salimos a la ruta, empezamos a pedalear. Vamos lento. Bastante lento. Trece kilómetros por hora. Algunos nos impacientamos un poco. Luego ya no. Somos once, algunos no suelen pedalear, se entiende. El sol se hace presente. Crece y crece. Al final es algo enorme, caliente, que nos aplasta. El agua se acaba. ¿Pedimos en alguna casa? Dale, pedimos. En la primera que nos crucemos. Ahí hay una. Buen día señora, venimos viajando en bicicleta. De Buenos Aires. Ja, sí, varios gurises. ¡Pero gracias! ¡Se pasó, agua fresca y hielo! Hasta luego, que usted también pase bien.

El sol sigue arriba. El agüita fresca lo aplaca un poco ahora. Dale que falta poco. Bienvenidos a Dolores. Exhaustos encontramos un supermercado. Compramos para almorzar. El verdulero nos da charla. Que es argentino. Que la inseguridad. Que acá se vive distinto. No nos preocupa mucho lo de la inseguridad, pero es cierto que acá se vive distinto, a otro ritmo. ¿En Montevideo será igual? Quizás es porque somos de la ciudad. O de cerca de la ciudad en realidad.


Seguramente, seguro que ya lo dijo alguien, y otro seguro lo escribió: el camino provee. el camino tambien se lleva las cosas. habia una pared pintada en Paysandú que decía “despacito se llega lejos”. a paysandú llegamos despacito, como una semana tardamos pedaleando, y con los malhumores del hambre y el sol en su apogeo desbarrancamos en la playa. cada parada es una estación que dura un río, varias comidas, la noche con las bolsas de dormir, algunas veces algunos al aire libre bajo las estrellas, la intemperie las veinticuatro horas sacudiendo la piel, y el amanecer, el desayuno de rey para arrancar con la energía de un camino por hacer andando.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Igna no se si vos escribis solo o es un rejunte de escritos. como sea me hace sentir cerca de su experiencia y tambien me hace reflexionar..cosas buenas y lindas. te quiero mucho negro. Abrazo. Ine

Marco Tiraboschi dijo...

Genial!!!, los sigo con una sonrisa. Que la inspiración los agarre pedaleando!!! muy bueno el relato

Anónimo dijo...

Gram relato. Mas grande aun la historia.
Por un pedaleo sin fin, desde la aldea hacia donde esten.
Los abrazo
Gervasio, el hermano de manu

sebasfuentes dijo...

Negro, sos un genio, me hago la idea de estar ahí aunque no lo estoy. Abrazo grande y te sigo por aquí!

Anónimo dijo...

bien naiooooooooo!!ya estaba ansiosa por saber como andaban.me alegro de tanta hermosura, era mas que obvio que iba a ser asi y espero q se acreciente cada vez mas el disfrute, los felicito por el empuje, son unos capos.
escribi mas!!!!!!!!!!!!!!!!
besotes muchos a vos y a ese ruludo que te acompaña

Anónimo dijo...

ja, perdon, la anterior fui yo, lucre

Anónimo dijo...

Ya llegaron a Paysandu!
Y ahora son las diez y media asique deben estar dele subida y bajada en la ruta.
Dejarlos fue raro, me cambio mucho la energia. Saber que Negro, no te voy a ver por mucho tiempo fue triste al principio y despues no. Despues me acorde de que eso es lo que queres.
No queda otra que extrañarte y desearte lo mejor todos los dias.
Sigan disfrutando y no se enaganchen los cuernitos!

Vamos campiones, dale tigre!

... mery ...

Anónimo dijo...

Ya llegaron a Paysandu!
Y ahora son las diez y media asique deben estar dele subida y bajada en la ruta.
Dejarlos fue raro, me cambio mucho la energia. Saber que Negro, no te voy a ver por mucho tiempo fue triste al principio y despues no. Despues me acorde de que eso es lo que queres.
No queda otra que extrañarte y desearte lo mejor todos los dias.
Sigan disfrutando y no se enaganchen los cuernitos!

Vamos campiones, dale tigre!

... mery ...

naio dijo...

Gente!

muchas gracias por la buena onda!

llega hasta acá, nos entra y nos da fuerza para seguir pedaleando!

ahora estamos en monte caseros, argentina, cruzamos en lancha desde bella unión. Ya vamos más de 600 k en total. hubo días de mucho pedaleo, hasta 95 k en un día. realmente nos estamos curtiendo

en gral tenemos muy poco acceso a internet y muy malo, por eso no tenemos fotos, pero prontito ya las tendrán junto con el relato de la segunda parte de uruguay

abrazos al por mayor!

la caravana caracaloide bicicletista

Anónimo dijo...

Hola Carlita!!!! felicitaciones por lo logrado, dale por mas!!!!! suerte, y gracias por tenernos informados, mañana le mostramos a la abuela tu mail, lo que no pude es ver fotos, no se como hacer, besos, del tio, marti y mios, tambien para todos tus amigos. suerte!!!!! te queremos!!!

Alejandro dijo...

Hacemos el camino, que nos hace....
dijo el tipo...y no pudo resumir mejor un viaje que es como la vida misma...pedalear, parar para cargar energias, conocer al de al lado, enojarse, emocionarse,seguir pedaleando...(muchas veces con rumbo incierto, Hasta que al final del viaje unos se da cuenta del camino que recorrio...y se dacuenta tambien que ese camino ya no es algo externo, sino que forma parte de uno.

Sigan haciendo camino... o mejor dicho, sigan haciendose en el camino.

Salud amigos!!! (algunos conocidos...otros no tanto)

SALUD BICICARACOLES!!!

Anónimo dijo...

Me llenan el alma tus relatos negrito!! muchas fuerzas!! Sigan pa delante!!
pipo

Anónimo dijo...

MiAngel!!sos una locura hermosa,xra ti no hay metas que sean imposibles,me alegra mucho que lo esten disfrutando a full,una experiencia que quedara grabada en el corazón,xra siempre,junto a todo ese lindo grupo acompañandose,les deseo todo lo mejor!!viviendo esta experiencia,llena de misterios y con esa paz de la que trasmiten.besoss y un abrazo fuerte,T.Q.M.LOCURA!!!UN SALUDO A TODO EL GRUPO,Y FUERZA XRA SEGUIR!! CON TODO MI CARIÑO BEATRIZ

Juan S dijo...

Manu querido! se te extrania por la oficina. Como un mamon me olvide de llamarte antes de tu partida... me acorde 3 dias tarde. Que lindo lo que leo en tu blog, te acerca un poco a nosotros. Abrazo de gol y buen viaje! (Abrazo a Nacho tambien -unico que conozco personalmente- y al resto de los bicicaracoles)

Unknown dijo...

hola pajaritos!
nos encantaron las fotos, las narraciones y los poemas y versos, que
mechan por aquí y por allá.
y todo lo que expresan,
aquí todos los que se enteran celebran su viaje!(y nosotros anchos de orgullo paternal!)
los queremos
Silvia y gus (papas de nacho, maggie (fuerza negra!) y mery

Unknown dijo...

leia los comentarios y el de mery me suscitó esto, cuando dice que se entristecía al despedirse de nacho pero despues se dió cuenta de que era lo que el quería ... eso me pasa permanentemente con mis hijos, despedirlos porque es lo que ellos quieren.... vamo a ver como lo transitamos, mientras tanto negro leerte, y verte en fotos y al manu! y a los que van quedando me conforta mucho, aquí estamos usurpando vuestra vivienda, las silla, almohadones, colchones, etc.
los quiero!!!
Silvia

Unknown dijo...

y a maggie (que se vá a ofender pues no la mencioné expresamente en el anterior) todo nuestro orgullo babeante de padres chochos, perdonen esta chorrera todo junta pero... no me conecto mucho.
...y hasta tanto volvamos a encontrarnos Dios los tenga en la palma de su mano...
les dije cómo los quiero!!!!!!

Anónimo dijo...

Un día caminando por un pueblo del interior había un dibujo en lapiz que mostraban un camino rural, alambrados, perro faldero, dos paisanos a caballo llevando a tiro un tercero, un rancho, todo esto visto de atrás y mirando a la nontananza. Arriba rezaba ¿ A que le llaman distancia?....sólo estan lejos las cosas que no sabemos mirar...."
Por lo que veo todo les queda cerca!

Coco.

Anónimo dijo...

Chicos.. no los conozco mucho pero no pude evitar que se me escaparan algunas lágrimas al leer sus crónicas y al leer los comentarios de toda la gente que los apoya y los quiere. Hacer un viaje así es algo que quiero hace mucho tiempo y creo que todas las dudas que tenía al respecto ustedes me las están sacanda y están motivando mis ganas de concretarlo. Gracias por eso, por la fuerza, por la simpleza, por la paz. Ojalá puedan llegar hasta donde se propongan y que sus bicis pesen mucho por los camninos andados.
Vamos caracoleros!

Anónimo dijo...

manu y naio los extraño....sigan viajando y sigan contando.

abrazo grande, empece a viajar con sus bicis.

Juano